sábado, 16 de junio de 2012

“BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA” (Ap. 17:5)


Primeramente, para entender el misterio de BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA, hay que remontarse a poco después del Diluvio Universal, y lo que empezó a ocurrir en la tierra de Sinar, Mesopotamia, y concretamente, en Babilonia.
La religión ritual es el esfuerzo humano, inspirado por Satanás, para pretender llegar a Dios. La religión ritual es el engaño del maligno con el cual el hombre pretende congraciarse con un Ser superior.
Poco después del Diluvio Universal, después de que el hombre empezara de nuevo a multiplicarse sobre la tierra, paulatinamente fue alejándose de Dios de nuevo.
Satanás, conoce a la perfección la profecía bíblica. Sabía que un día Dios tomaría forma de carne, y que nacería de una virgen en esta tierra.
Porque Jesús vino a buscar y a salvar a la humanidad de la perdición eterna y el infierno, creado éste para Satanás y sus demonios, el diablo odia a Jesús, y se ha determinado destruir la obra de Dios, el Evangelio de salvación. Por esto, astutamente estableció su propio “cristo”, “otro evangelio”, y “otro espíritu” para confundir y engañar a la humanidad. Por lo tanto, esto último no es nuevo, sino casi tan viejo como lo es el pecado en este mundo.

                                         Mapa de la ubicación de Babilonia en Mesopotamia

El enemigo de nuestras almas decidió desarrollar un sistema religioso oculto que controlaría el mundo; un sistema en el que la gente podría creer; matar por él, y morir por él. La Biblia lo llama:BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA” (Ap. 17:5)
Es evidente que el hombre es en esencia un ser espiritual. La Biblia dice:
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2: 7).
También dice que puso eternidad en el corazón de ellos (de los hombres)” (Eclesiastés 3: 11).
El hombre, por naturaleza, busca en lo espiritual, lo externo a él. Satanás se ha aprovechado de esto, y desde el tiempo de la construcción de la torre de Babel (Gen. 11), después del Diluvio, ha estado enseñando al hombre cómo “llegar” a Dios a través de las diferentes religiones.
Pero el hombre ¡no puede llegar a Dios porque es un ser caído! La gran diferencia es; no que el hombre puede llegar a Dios, sino que Dios llega al hombre en la persona de Jesucristo. Este es el mensaje del Evangelio. El verdadero cristiano entiende que sólo así puede reconciliarse con su Creador.
Ya desde Génesis capítulo 11, el hombre sin Dios intenta llegar a Dios inventando toda una serie de mandamientos y liturgias.
La primera ciudad construida después del Diluvio fue Babilonia. Allí Satanás empezó a levantar su centro de operaciones. Ese nombre, Babilonia, iba a definir ese sistema de confusión y maldad espiritual que ha existido y dominado a lo largo de la historia de la humanidad sin Dios.
Cuando Juan fue inspirado a escribir su libro, la antigua Babilonia, como ciudad, ya hacía mucho tiempo que había dejado de existir. Ni casi ruinas había. Para más información leer Isaías 13: 19-22; Jeremías 51: 62. La ciudad fue destruida, pero la religión de la ciudad ¡no!
La culminación de ese proceso de suma impiedad, iba a ser el levantamiento de la Gran Ramera (Ap. 17: 3), la falsa iglesia que se atribuye el serlo de Cristo…y es que, no hay peor engaño que el que se parece a la verdad: LA INSTITUCIÓN CATÓLICA ROMANA.

Nótese que esa Gran Ramera lleva en su frente el siguiente nombre:
“BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA” (Ap. 17:5)
Por tanto, la Gran Ramera, está sujeta al sistema babilónico, llamado “BABILONIA LA GRANDE”, que es la suma de todas las falsas religiones (rameras) y de todas las abominaciones de la historia del hombre. Al estar ese nombre justo en la frente de esa mujer, significa que ésta es dominada y controlada por BABILONIA LA GRANDE.


Después del diluvio, por medio de la descendencia del los hijos de Noé, la humanidad se comenzó nuevamente a reproducir. Además de La Biblia mencionarnos los nombres de los hijos de Noé, también nos especifica los nombres de sus hijos.

Hablando específicamente de los hijos de Cam, quien vio la desnudez de Noé cuando estaba ebrio, los nombres de éstos fueron: Cus, Mizraim, Fut y Canaán, el cual maldijo a Noé (Génesis 9:25).

Tenía entonces toda la Tierra una sola lengua y unas mismas palabras. Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra del Sinar, y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla” (Génesis 11:1-3).

Cuando La Biblia nos dice que “se dijeron los unos a los otros”, quiere decir que elaboraron un acuerdo entre ellos mismos, mirando desde la perspectiva mundana o humana, y no tomando en cuenta la divina, la cual proviene de Dios. Estos materiales que van a utilizar son distintos a los que quiere el Señor, el ladrillo se forma a base de una mezcla de barro, arcilla y paja, cocidos al calor del sol o en hornos. Es algo que es sustituto de la piedra, la cual representa a Cristo, quien representa la Palabra de Dios, por lo cual es el Verbo. Prefieren el desecho del fruto del trigo, la paja, lo que no representa ningún valor para Dios, ya que no posee ningún tipo de consistencia, y la mezclan con tierra, que es la materia del hombre, pero no teniendo en cuenta a Dios que es el aliento de vida para el espíritu del ser humano.

Y dijeron: Vamos, edifiquemos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de la Tierra” (Génesis 11:4).

Los hombres hacen una unión para edificar una ciudad, los cual es símbolo de religión.

En esa ciudad comienzan a construir una torre, lo cual significa querer llegar a Dios, pero no por los medios divinos moralmente establecidos, sino por medio del uso de la razón, y experiencias místicas o religiosas que son fruto de la mente carnal. Desean también un nombre, lo que quiere decir una institución mundial respetada por los poderes políticos y económicos. Saben ademas, que lo que están haciendo no es lo correcto a juicio divino, por lo cual temen ser esparcidos, ya que conocen que el propósito de Dios es una unión del ser humano con Él como su Creador, no el de la independencia de la propia prudencia egocéntrica humana.

Vemos luego que Dios pone diferentes idiomas en todos los que realizaban la construcción, impidiendo así la edificación de la torre, la cual recibe por nombre Babel, que significa “confusión espiritual para conocer a Dios”.

Antes no había ningún problema para la realización de esta torre, ya que todos en la Tierra hablaban el mismo idioma, pero luego que Dios interviene, cada cual se dispersa con el que habla su mismo lenguaje. Al ser esparcidos, se extienden por el mundo creando nuevas ciudades e intentando encontrar el camino que les conduzca a Dios.

Uno de los hijos de Cam, nieto de Noé, que se llamó Cus, que ya lo habíamos mencionado, fue el principal patrocinador de la torre de Babel. Este hombre tuvo un hijo que se llamó Nimrod, quien respaldó esa construcción.

Y Cus engendró a Nimrod, quien llegó a ser el primer poderoso en la Tierra. Éste fue un vigoroso cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso cazador delante de Jehová” (Génesis 10:8, 9).

La madre de Nimrod se llamó Semiramis. Su nombre no aparece de manera específica en la La Biblia, pero sí se le conoce como La Reina del Cielo (Jeremías 7:18, 44:17-19, 25). También la vemos en la visión profética simbólica que tuvo el apóstol Juan de una mujer ramera, ebria de la sangre de los mártires de Jesús (Apocalipsis 17:6).

Con esta mujer comenzó a propagarse la idolatría. Más tarde se casó con su hijo Nimrod, para así fundamentar su religión y obtener el control sobre el pueblo. Esto ya lo conocemos por medio de datos históricos teológicos, pues no sale en La Biblia. Sumeria-Caldea era el primer reino del mundo, establecido por Nimrod y Semiramis.

Copa de oro fue Babilonia en la mano de Jehová, que embriagó a toda la Tierra; de su vino bebieron los pueblos, se aturdieron, por tanto, las naciones” (Jeremías 51:7).

Y fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar. De esta tierra salió para Asiria, y edificó Nínive, Rehoboth, Cala” (Génesis 10:10, 11).

El nombre de Nimrod proviene de la traducción de hebreo “Gibor”, cuyo significado es “tirano” o “rebelde”. Por datos históricos se conoce a Nimrod como una persona recia, de carácter e insumisa ante Dios, su nombre “Marad”, en hebreo significa “nos revelaremos”, lo cual indica una “resistencia violenta ante Dios”.

Cuando La Biblia menciona: “vigoroso cazador delante de Jehová”, no significa de acuerdo al propósito divino. Era un hombre grande y fuerte y de aspecto muy feroz; por medio de su habilidad para la caza de fieras salvajes que atacaban constantemente al pueblo, él se convirtió en el héroe y líder de su tribu. Al igual que muchos otros de su tiempo, Nimrod conocía de su Creador, pero prefirió formar sus propias leyes y hacerse un propio camino.

Nimrod creó con su padre Cus y su madre Semiramis la primera gran ciudad después del diluvio, la cual se llegó a conocer como una gran maravilla. Más tarde fue conocida como Babilonia, y el nombre de la ciudad Babel, también a Nínive, la que siglos después fue la capital del imperio Asirio. El nombre de “Nínive”se deriva de “Nina”, nombre de una diosa que luego fue llamada “Ishtar”. Estas tierras  están en, o próximas a la Irak moderna.

Nimrod llegó a ser el hombre más rico, poderoso y también temido en su país. Era quien determinaba las leyes, las cuales establecían el no adorar ni considerar al Dios de su bisabuelo Noé. Nimrod le enseñó a su pueblo que Satanás debía ser venerado, adorando objetos que podían ser vistos, como el sol, animales como la serpiente, y un sinnúmero de cosas.

Y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles” (Romanos 1:23).


                                Nimrod junto a su "madre-esposa" Semiramis en Babilonia

Acordémonos que la Palabra nos habla de Tamuz en Ezequiel:
“Y me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Jehová, que está al norte; y he aquí mujeres que estaban allí sentadas endechando a Tamuz. (Ezequiel 8: 14)
No contenta con ser suma sacerdotisa, Semiramis, se proclamó a sí misma diosa y demandó que se le sacrificaran niños. Semiramis capitalizó la rebelión del hombre contra las leyes de Dios sobre el matrimonio.
Promovió el celibato, una cubierta religiosa para luego cometer adulterio, fornicación, homosexualidad, sodomía y lesbianismo. Este celibato, supuestamente separaba a los sacerdotes y los hacía “santos”; les hacía como superiores al resto de los hombres y mujeres que contraían matrimonio y tenían hijos.

Semiramis, la reina-madre, por inspiración satánica, conocía la profecía de que de una mujer nacería el Mesías (ver Génesis 3: 15). Semiramis decía ser el “espíritu de Dios” encarnado en una madre humana. Su símbolo era la luna. De esta “madre-virgen” pronto aparecieron por todas partes estatuas de ella cargando al pequeño “dios-sol”; el cual decía que era el “salvador”.
Escribe el Pastor David L. Brown, Ph.D. de Logos Resource Pages:
“En Egipto, Semiramis fue llamada Isis y su hijo es Osiris. En Asiria fue Istar y Bacus. En Asia fue Cibeles y Deoius. En la antigua Grecia fue Afrodita y Eros, y en la antigua Roma, fue Venus y Cupido. Los nombres y lugares de la adoración de la madre y el hijo varían de un país a otro a lo largo de los tiempos”
El catolicismo romano ha sido desde su existencia el instrumento por excelencia del diablo para colocar y recolocar el culto a la “virgen y el niño”. Existen 2.800 versiones de la “virgen María” por todo el mundo.
Estas visiones y apariciones han ocurrido en el contexto de las religiones paganas y en el catolicismo romano. Lourdes, Pilar, Fátima, Lanka, Guadalupe, Medjugorke, etc. etc. Para los chinos era Shingmoo; los bárbaros germanos tenían a Hertha. Los escandinavos la llamaban Disa; los celtas, Virgo Paritura; en la India, Indrani, Devaki (y el niño Krishna); en el Japón, Amaterasu o Akita. Para los aztecas, Xochiquetzal; para los chibchas, Bachue; para los muiscas, Hiutaca.


                                     LA VERSIÓN EGIPCIA DE LA MADRE Y EL NIÑO

El 25 de agosto de 1997, la revista Newsweek informó que en los últimos cuatro años el jefe del Vaticano recibió 4.340.429 peticiones firmadas animándole a que declarara dogmáticamente que María es la “co-redentora” juntamente con Cristo.
Cuando el super mariano Juan Pablo II visitó Cuba en 1998, coronó la imagen de la “virgen de la Merced”, declarándola la Reina de Cuba. Esta imagen idolátrica es exactamente la misma que usan los devotos del culto satánico conocido como Santería.


La “diosa” Semiramis reclamaba que su hijo fue concebido de una forma sobrenatural, y que él era la simiente prometida, el “salvador del mundo”. Al tiempo reclamaba la misma adoración, no sólo para el hijo, sino para ella como su madre.
Las historias de Nimrod, Semiramis y Tammuz circularon por todo el mundo. Ese culto se hizo popular y empezó la mitología. Según la cultura, se adoptaron diferentes nombres, y llegaron a ser la “sagrada familia”.
Semiramis llegó a ser conocida como la “Reina del cielo”. Satanás utilizó a sus demonios para que produjeran “apariciones” por todo el mundo de esa “virgen-madre”, las cuales llamaron y llaman, “milagros”.
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Cronología mariana
Aquí van algunas fechas históricas que tienen que ver con el culto mariano romano:
  • El “ora pro nobis” no aparece hasta la fecha del año 600.
  • La procesión del “Santo Sacramento” y el “Ave María”, en el año 1011.
  • La “Salve Regina” aparece en el 1237.
  • La invención del “escapulario” es debida al carmelita Stock en el año 1251.
  • El “rosario” en el año 1470.
  • La fiesta de la “concepción” en el 1475.
  • El dogma de la Inmaculada Concepción por el papa Pío IX en 1854.
  • El dogma de la “Asunción de la Virgen” en el año 1950.
Como puede apreciarse en esta lista, contemplando el amplio espectro temporal, partiendo de la baja Edad Media, el engaño y la oscuridad espiritual fue en aumento progresivo hasta nuestros días. Roma ha venido a hacer de María una diosa. Esa es la triste realidad.

Después de Babel, una vez los hombres fueron dispersados por toda la tierra a raíz del suceso de la torre de Babel (Génesis 11), sus cultos idolátricos fueron con ellos a todas partes. ¡En todas las religiones de la tierra se encuentran evidencias del culto babilónico! Babilonia fue la madre, o la precursora de todas las falsas religiones que se regaron por toda la tierra. El mismo Herodoto en su “Historia”, cuenta que la idolatría se originó en el área de Babilonia.

La religión de Nimrod y Semiramis se extendió por doquier y también llegó a Egipto. Pronto el culto al sol se convirtió en la religión del imperio. Allí, los dioses de Babilonia recibieron nombres egipcios.
Además, los sacerdotes egipcios practicaban la transubstanciación. Afirmaban tener poderes mágicos que les permitían convertir a su gran dios sol, Osiris, en una hostia de pan, ¿a qué nos recuerda esto? Exactamente al ritual católico.
En su rito religioso, los fieles se comían a su dios para nutrir sus almas, al igual que los fieles católicos que creen que ese acto es cristiano, cuando no es sino absolutamente abominable ante Dios.
El nombre de la trinidad egipcia era: Isis, Horus y Seb. Ahora observe bien las iniciales de esos nombres: IHS, ¿a qué nos recuerda esto también? Es el símbolo por excelencia de los jesuitas.

El Diluvio Universal ocurrió hace aproximadamente 4.400 años. Seiscientos años más tarde – o sea 2.000 años antes de Cristo, Dios levantó a Abraham.
Mientras tanto, el Señor rey del Cielo y de la Tierra no estaba quieto. Habiendo levantado a Abraham, hizo de su descendencia una nación, Israel, que habiendo sido esclava en Egipto durante 400 años, iba a ser luz a las naciones, y de ella nacería el Mesías de todos, Cristo Jesús.
A Israel, Dios le levantó un líder, Moisés, para sacarlos de la esclavitud de Egipto que simboliza el mundo sin Dios. Dios iba a salvar a toda una nación y establecerla en una tierra donde Satanás había campado por sus respetos durante siglos, Canaán.
Mientras tanto, Israel, aún en Egipto, esperaba el momento de partir hacia la Tierra Prometida. Cuando el Faraón rehusó soltar a los israelitas, Dios mandó diversas plagas a Egipto. Realizó muchos milagros que mostraron a todos que el Dios de Israel es el verdadero Dios.



Les dio Leyes, los Diez Mandamientos. Uno de ellos, el segundo, prohibía a Israel el levantarse imagen alguna para venerarla u honrarla. Satanás siempre ha utilizado cada imagen para robar la adoración que le pertenece a Dios de los que se han postrado ante ellas. Cuando Moisés murió, los israelitas llevaban cuarenta años en aquel desierto. Luego levantó a Josué, un hombre amador de Dios, esforzado y valiente, que guió al pueblo a la Tierra Prometida.
Cuando Israel llegó a Canaán, se encontró que la tierra estaba repleta de oscuridad idolátrica y perversión. Los habitantes de esa tierra estaban profundamente envueltos en ocultismo. La corrupción satánica de Babilonia se había apoderado de Canaán. Israel llegó un momento en que se cansó de pelear tal y como el Señor le había mandado, y se empezaron a mezclar con aquellas gentes y a pervertirse con ellas.
Llegaron muchos a adorar a Baal, el dios-sol, y Dios se airó contra ellos. En el libro de Jueces encontramos:
”Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot” (Jueces 2: 13).
Astarot era el nombre bajo el cual la diosa era conocida por los cananeos, los antiguos habitantes de la Tierra Prometida.
Dios les mandó a Sus profetas, Isaías, Jeremías, Ezequiel, etc. Israel era muy religioso en público, pero en privado se había rebelado contra Dios (Ezequiel 8: 14; 8: 17).
Aquellos israelitas apóstatas odiaban a los profetas de Dios porque les predicaban el arrepentimiento. Seguían cumpliendo con los preceptos de Dios, haciendo los sacrificios diarios de acuerdo a la Ley de Moisés, pero sus corazones estaban lejos de Dios.
Después de Malaquías, y una vez acabado el periodo intertestamentario, empezó a predicar Juan el Bautista anunciando la venida del Mesías. Empezaba a gestarse el Nuevo Pacto o Nuevo Testamento.
Mientras tanto, ya hacía años que el Imperio Romano, heredero del griego, era una realidad. Como paganos que eran, asimilaron en su sistema religioso todo el sistema y organización idolátrica de las tierras que conquistaban. La religión de la Roma antigua no era más que la idolatría babilónica que se desarrolló de varias formas y bajo diferentes nombres en las naciones a las que Roma llegó y conquistó. El conquistador, conquistado.
Por otra parte, esta sería sucesivamente su estrategia de conquista, dentro de lo que se llamó la “pax romana”. Los romanos paganos tenían muchos dioses y toleraban una amplia gama de creencias, mientras se respetara ese sincretismo acordado. El problema vino cuando los verdaderos cristianos se negaron a seguir ese mismo juego, declarando que sólo Jesucristo es el Rey. Esa declaración atentaba directamente contra la “pax romana”, no era “pluralista” ni “tolerante” con los demás, y por ende, atentaba directamente contra el César.

Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre: Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos” (Hechos 20: 28-30)
Pablo sabía que el “misterio de iniquidad estaba en marcha”:
Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad” (2 Tesalonicenses 2: 7).
Pablo sabía que había de venir una apostasía auténtica y perversa:
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse...” (1 Timoteo 4: 1, 2).
Y, “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4: 3, 4).
Esto empezó a ocurrir cuando el paganismo babilónico tomó tintes de cristianismo, y empezó a desbancar al verdadero cristianismo de toda visibilidad, por medios opresores diversos.
Cuando Judas allá por el año 70 o 75 después de Cristo, escribió su única Epístola universal, le fue necesario amonestar al pueblo creyente:
Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo” (Judas 3, 4).
Sólo hay que ver la vida de la inmensa mayoría de los papas adúlteros y fornicarios cuando Judas advierte de esos hombres que “convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios”. ¡Qué contraste con aquellos fieles a Cristo que por no quemar un poco de incienso al César eran llevados a las fieras!




 



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